¿Quién está detrás de la pantalla?

Sin saber todavía muy bien como me adentré en el mundo del Pilates y estando segura que me ha cambiado la vida quiero compartir mi viaje a través de el.

Mi nombre es Iratxe y hace unos años empecé a adentrarme en el Pilates y a día de hoy se ha convertido en mi rutina de deporte pero también en mi filosofía de vida. Descubrí esta disciplina cuando empecé a curiosear en el mundo del Yoga y me dejó fascinada. Comencé a practicarlo como una forma de eliminar el estrés que me causaba la rutina y como método de entrenamiento para mantenerme en forma. Sin embargo, nunca llegue a imaginar todos los beneficios que descubriría en el largo plazo.



El Pilates ha aportado a mi vida diaria mucho más que una figura tonificada, fuerte y en forma. Gracias a la práctica he podido alcanzar la paz mental, la serenidad en los momentos más difíciles, la aceptación, comprensión y gestión emocional. A lo largo de mi vida he practicado numerosas disciplinas deportivas y en ninguna de ellas he llegado a experimentar la conexión y control de la mente que se consigue con el Pilates. No obstante, no es de extrañar que el Pilates sea capaz de conseguir esto, puesto que fundamenta sus bases en el Yoga. 

Es maravilloso encontrar algo así ante el estilo de vida que llevamos, en una sociedad frenética como en la que vivimos, donde el deporte se vende como la herramienta para conseguir el físico soñado y el estrés está presente cada día. La filosofía de aprovechar el subidón de energía que nos da ir a mil por hora para entrenar nuestro físico. 

Yo misma he estado inmersa en esa manera de gestionar mi vida y ha sido fascinante descubrir justamente la filosofía contraria. Frenar todo, dedicarte al día aunque sea unos minutos para conectar contigo, visualizar como te sientes, dedicarte un tiempo para fluir y de alguna manera abrazarte. Sin darte cuenta comienzas a desear que llegue ese momento de tirarte en el suelo, comenzar con tu práctica de Pilates y moverte y fluir con cada respiración.



Después de varios años de práctica y de ir aprendiendo e investigando, estoy segura que el Pilates  me acompañará toda mi vida. Es una disciplina en la que nunca se deja de aprender y no solo hablo de la práctica, sino también sobre el aprendizaje sobre ti mismo. Inconscientemente te enseña a respetarte y a quererte, a no juzgarte y a aceptar. A mi personalmente me ha empoderado y enseñado que no hay un obstáculo lo suficientemente grande como para que no se le pueda hacer frente. Al igual que en los entrenamientos de Pilates las posturas más complicadas se consiguen con constancia y práctica llegando finalmente ese día en el que consigues realizarla, ocurre exactamente igual con todas las dificultades que tengamos que afrontar en nuestra vida.


Si a través de mi experiencia al menos una persona descubre esta filosofía y le cambia la vida ya habrá merecido la pena. 


¡BIENVENIDOS AL VIAJE DE MI VIDA!



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